miércoles, 18 de diciembre de 2019

Trémulo

Esa mañana escuché la tinta secarse en el papel... como un adiós intermitente.
Descubrí la sed en mi piel que ya no vivía sin tus besos, un coro de urgencias discordantes, casi aburrido y fugitivo. 
Era la mañana última de un otoño indiferente, volví a odiar este deseo.
¡Me olvidé de tantas cosas! Del dolor ajeno y evidente, de tu sangre vegetal... de la última crónica y el último grito, del tiempo suficiente para bailar descalzo una danza tribal.
Renacer duele tanto como morir, como borrar tus huellas.
Allí donde el viento cerró todas mis puertas la inaudita razón agoniza de silencio.
Quemé tus cristales… para olvidar, para engullir la noche.
¿A dónde escapan la luz, la sonrisa y la marea? ¡Criatura demente de magia y cicatrices!

 


Andy Rumbaut

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