Hoy los dioses ya no existen para perdonar mis pasos.
Yo con mis alas tristes quise peinarte las horas, pude volar por tus noches y merecer esta herida.
Duele la tierra que piso hasta el aire que respiras y mutilé la razón de tu insípida retina para sesgar esta tarde lo que me queda de vida.
Andy Rumbaut.
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