viernes, 15 de marzo de 2024

Ayer

Desperté a medias como una adivinanza, había perdido las palabras dulces en la oscuridad…también los motivos. 

No tenía claras mis metas, solo esta sonrisa pícara que tampoco entiendo. 

Fue una mañana inminente, menos importante, digna de olvidar. 

Desperté como un dios hijo de nadie, con demasiados secretos y también deseos de escapar, un horizonte de papel… bucólico, así sin miedos. 

Fue un día de esos que tienen la virtud de las primeras flores, de los caprichos que me hacen perder la cabeza, de mis deseos y de tus ojos. 

Nadie murió de amor, aunque quisiera que fuera ya muy tarde… solo fue un viaje azul hasta tu espalda ya sin sorpresas. 

¡Oh, qué suerte sería para mi yo errante que volvieras! 

La tarde ha traído besos sin dueño para compartir de nuevo.

Quise perderlo todo una vez más, las razones, la mirada, los vacíos, la inocencia y los abrazos quizás.

Nunca fueron demasiados los atardeceres ni los caminos, nuestra locura deliciosa o el verbo frágil.

Nunca fueron demasiadas las horas, las promesas o las caricias. Me fui a dormir a medias evitando la nostalgia, no respiras aquí sobre mi pecho estival. 

Mañana será un día más… un día menos y soñaré despacio para alcanzarte, para gritarle tu nombre al viento, para matar con tu recuerdo la distancia. 



                                        Andy Rumbaut

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