Es demasiado tarde para los pequeños miedos de ayer, para marcharme y olvidarte. Todos mienten y también yo… incluso ahora.
Demasiado tarde para buscarte y perderme, para soñar contigo y despertar conmigo. Gracias por el eco y el sonido de otras lluvias, por la paciencia esquiva y el olor a flores tristes que dejaste aquí en mi cama.
Es tarde para abrazarte dormido imaginando el verde debajo de tus párpados, atado a las dudas o a las consecuencias, a los poemas de cuatro palabras, a los secretos miserables que nunca me contaste.
Es demasiado tarde para quererte sin odiarme.
Andy Rumbaut.