miércoles, 23 de enero de 2013

Pretextos.

El fuego intermitente, las monedas simples... el filo de la sonrisa. El pasado indeleble en mis pupilas como rúbrica indigna en el espejo de la carne. Es un miedo nuevo y visceral, un castigo inmerecido. La desidia en ínfimos pedazos, las preguntas tristes que se asoman a mi ventana... les acompaña la lluvia.  Ahora mi voz esta hecha de pálidos momentos, de libros que se esconden, de caminos sin suerte. Siempre es una palabra demasiado grave, casi triste... Nunca es mi preferida. Soy un hombre diferente, con demasiados acentos y poquísimos detalles... con unas alas enormes para escapar, para saltar al vacío. 

Andy Rumbaut

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que triste, casi barroco.